sábado, 5 de mayo de 2012

Cuantas luces


Que noche tan linda.
Hay millones de personas doblando esquinas en mi mente, cruzando, hablando, quizas gritando. Y aca, silencio. Hermoso. Las luces de las calles son tan lindas, tan atractivas. Pequeñas llamas, pequeñas estrellas, testigos mudos de tantas historias, de tantas vidas. Que honor ver sus brillos sobre mi cuerpo, que alegría la de poder tenerlas hoy solo para mi. De todos los pares de zapatos que caminan y corren debajo de ellas, día tras día, hoy son mis pies, descalzos, los que descansan en su alfombra dorada, descansan y duermen, duermen y sueñan. ¡Que burlonas son ustedes, hermosas luces! Me rodean, me atan, se ponen sobre mi pecho solo para recordarme que no las puedo abrazar. Ustedes, que a todos miran desde arriba, que fueron creadas por un misterio, que existen por sobre todo, entre el todo, haciendo del todo un ser, que tristes se deben sentir. Cuantas lágrimas derramadas habrán reflejado, cuantos besos habrán iluminado, cuantos despedidas, cuantas alegrías,  cuantas vivencias, cuanto vivieron ustedes, sin ser vidas.
Que noche tan linda.
Hacía años que no hablaba con ustedes, faroles de luz. Tanto ha cambiado, tanto se ha ido, pero ustedes siguen acá. Aunque en mi cabeza haya tanto murmullo, aunque mis oídos tiemblen de tanto ruido, ustedes seguirán acá por muchos años, ustedes estarán acá para hacer girasoles de mis ojos, para callar mi mente de problemas, para hacer dormir mis pies.
Que noche tan linda, para mi. Algún día también llegara su noche.